Si supierais lo que me costó hacerlo… me pasé media mañana con la tarta, pero como a cabezota no hay quien me gane, pues al final conseguí terminarla.
Armé un lío en la cocina con las claras, no me subian, volvía a intentarlo, en fin… aquí está. Me siento orgullosa de ella, llegué a pensar que no lo conseguiría y a punto estuve de tirar la toalla, si no fuera porque mi marido acudió en mi ayuda no la habria acabado.
Ingredientes:
2 placas de hojaldre
1 huevo para pintar el hojaldre
5 claras de huevo
450 gr. de azúcar
1 cucharadita de cremor tártaro
1 pizca de sal
Preparación:
Extender las placas de hojaldre sobre una mesa enharinada y corttarlas de la forma que queramos, mejor si lo hacemos de la forma del aro que pondremos posteriormente para colocar el merengue.
Pinchar bien el hojaldre para que no suba, pintarlo con el huevo batido y hornearlo a 220º C hasta que esté doradito.
Mientras tanto ir haciendo el merengue. Colocar las claras, una pizca de sal, el cremor tártaro y la mitad del azúcar en un cuenco limpio. Las montamos y cuando estén a punto de nieve comenzamos a añadir el resto del azúcar con cuidado para que no se bajen las claras.
Colocar un aro metálico que rodee la placa de hojaldre, rellenar con el merengue y cubrir con la otra placa de hojaldre. Espolvorear con azúcar glasé si se desea (yo no lo hice).
Quitar el aro con mucho cuidado y ya tenemos hecho el merengazo!!
* Si horneamos la tarta un poquito después de quitar el aro el merengue quedará mucho más consistente, ya que las paredes se secarán un poquito y ayudarán a que se mantenga bien tieso. Para ello calentamos el horno a 90-100º C y metemos el tiempo justo para que el merengue esté un poco seco pero no coja color.
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